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textos que en algún lado tenía que poner.

domingo, 19 de octubre de 2008

M de Muchas razones para NO ser MADRE.


Se me ocurren millones de razones para no tener hijos. Rápidamente enumeraré las 5 que primero se me vienen a la cabeza, esperando que con eso sea suficiente para que Usted tome conciencia. No pretendo convencerla, pero si me parece justo advertirle.

1. El EMBARAZO es un engorro. Usted se va a sentir mal. Pero mal mal. Tendrá forma de lavarropas redondo, los antiguos. Tendrá sueño y hambre, no se podrá dormir y vomitará. Las nauseas regirán su vida y los nueves meses le parecerán nueves años. Le podría hablar de las estrías que quedan de recuerdo, pero me da no se qué. Hay gente que la pasa bomba, brilla como el sol y sólo parece que se hubiera tragado un melón. Pero a mi no me pasó, así que yo simplemente las odio.


2. El PARTO tampoco es una fiesta. Duele como el peor dolor de ovarios mezclado con el peor ataque al hígado. Si te toca episiotomía puede ser incluso que te prometas a vos misma optar por el celibato de ahí en adelante. Luego te dan al bebe y ahí nomás te ataca una especie de amnesia selectiva. Esto debe ser un fenómeno geográfico, en China seguro que no pasa y por esto tienen sólo un hijo por pareja. Nadie en sus cabales volvería a pasar por esta experiencia voluntariamente.

3. Tu AGENDA es otro tema. Del evatest en adelante tu cronograma diario cambia drásticamente. Básicamente deja de ser tu agenda para pasar a ser la agenda de retoño. Tus actividades, tu vida independiente y libre queda relegada, olvidada, mustia. Al principio tu rutina está armada en torno a las visitas al Pediatra, las vacunas y la compra de pañales (sin olvidar la lactancia, que es una especie de cepo pero en las tetas). Y ahí, ahí nomás, cuando los controles con el médico se empiezan a espaciar, de repente la criatura empieza a tener agenda propia: Jardín, cumpleaños, danza, natación, cocina, dibujo, jockey… y podría seguir así páginas y páginas.

4. No importa cuánto hayas estudiado. No importa cuánto títulos tengas. No interesa si sos la CEO de una empresa, puesto que lograste teniendo que agarrar de las pelotas a varios tipos. Ya no es relevante la cantidad de idiomas que hablás o los libros que tengas publicados. Mucho menos los que hayas leído. De ahora en más tu vida es la misma desde adentro y para afuera. Para afuera sos MAMI. La enfermera te dice mami, el colectivero te dice mami, el pediatra te dice mami, la maestra te dice mami, el diarero te dice mami. Y vos sos una mami, pero seguro no de esta manga de gansos que te destrozan la identidad. Y para adentro, creéme, te va a ocurrir que un día, con el antecedente de que en la Facultad se dio una clase abierta sobre tu final de semiología, te vas a encontrar diciendo, mientras fruncís el seño y se te humedecen los ojos “La bebe no me hace caca”.

5. Y tal vez la razón más importa es lo DEFINITIVO de la cuestión. Vos podés dejar de ser empleada, podés dejar de ser gorda, podés dejar de ser atleta, podés dejar de ser rubia, podés abandonar tu puesto en consocio del edicifio e incluso podés abdicar del puesto de esposa. Pero si sos madre ya está. Sos para siempre, en cualquier circunstancia. Y las noches y los años se te pasan en torno a esa realidad. Te encontrás haciendo cuentas para estimar cuando se irán a vivir solas las nenas, pero sabés que incluso ahí vas a seguir siendo madre. Las 24 horas. Los 7 días de la semana.

Hasta aquí algunas razones de gran peso para evitar la maternidad. Ahora, si como yo, a pesar de esto seguís pensado que la maternidad es una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida, resignate, es porque ya sos madre. Aunque no tengas hijos.


Entonces para las que nos parieron, para Ustedes y para mi…


FELIZ DÍA. Y MI MÁS SINCERA ADMIRACIÓN.

M de Mi mamá me ama. Mi mamá me mima. Yo amo a mi mamá.


SECCIÓN: Mujeres (Y/o) madres (Y/o) argentinas INVITADAS.

7hs., día 1º de febrero del año del Señor de 1974. E-se despierta con las primeras contracciones (de su vida ¿se entiende?) tiene 24 años, G 30 (papá del bebé) él no tiene contracciones, pero sufre no de caprex (léase cagazo pré examen) sino de caprep (cagazo pre parto). E le dice: G me parece que va a nacer, me duele… (no sabíamos el sexo) G corre al baño, comienza a afeitarse (léase me rajo de la escena) y E corre a la cocina para tomar y comer algo (digamos el hambre nunca se pierde ¡epa!).

E corre al baño entre dolor y dolor e intenta ducharse, lo hace a medias mientras G sale del baño (previo olvido de enjuagarse la cara, con la crema de afeitar decorándole el rostro) para agarrar el bolso y por fin a la Cínica (Olivos Porsu).
Llegamos tipo 8hs. y mis contracciones osea las de E estaban firmes en c/5’ G avisó a la Empresa que no podía ir por razones obvias y a la partera que fue la que me hizo hacer los ejercicios pre-parto (merece capítulo aparte).

Me internaron en una sala para que esperemos el devenir de los hechos (hechos de hacer, de hacer boludeces porque del curso pre-parto ni nos acordábamos).
Mientras yo gritaba en cada contracción puteaba y juraba que nunca mas iba a tener un bebé, mi marido sufría a mi lado mientras recordaba que no había desayunado.

A pesar de que transcurría febrero (o empezaba mejor dicho) G tenía puesta una camisa de plancha con costura francesa. Esto lo traigo a colación porque tipo 11hs. (yo ya en estado de desesperación) le arranque la manga izquierda limpita, y mi esposo, al fin, quedo mas fresco.

Luego los médicos decidieron llevarme a la sala de partos porque se estaban sublevando todas las parturientas a causa de mis gritos.

G en estado desesperado, con un aspecto medio extraño, tuvo que recibir suegros y madre en el pasillo de la clínica. Para esto, dentro del quirófano, tipo 13:15hs. E ya había parido una beba que pesaba 3,300, lloraba con una voz estentórea y reclamaba algo que comer.

Afuera la familia vivía un drama importante. En el frente de la sala de partos había 2 bombitas, una celeste y una rosa, a las 14hs. Aún no se había encendido ninguna, y mi mamá desaforada gritaba ¡Están muertas mi hija y el bebe! Y mi suegra la consolaba diciendo: L no exageres!.

Así comenzó la historia de B y la nuestra con ella.

AUTORA: E, mi mamá.