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textos que en algún lado tenía que poner.

sábado, 15 de noviembre de 2008

M de Me tienen los huevos al plato.


Que el tiempo pasa no es ninguna novedad. Si te pasa por encima o no es más o menos la cuestión.

En líneas generales (Porque si vamos a entrar en detalles primero tengo que buscar contención profesional) puedo listar cierta caída de ciertas partes, cierta madurez en la toma de decisiones, cierta capacidad en crecimiento para el disfrute y mucha más paz (Que Dios sabrá si está relacionada con la sabiduría o con la resignación, pero eso lo vamos a dejar para la tercera edad cuando tengamos mucho más tiempo para afrontar semejante disyuntiva).

Mientras, a esta altura del campeonato, puedo decir, sin ningún empacho, que hay una gran serie de cosas que están mal. Por ejemplo, las sandalias con medias. Aunque no tengan puntera. De hecho, las medias sin puntera son una aberración. O tenés las patas al aire o no. Y para mi es así y punto.

Hay otro gran grupo de cosas que se, sin temor a equivocarme, que están bien. Y acá puedo incluso ponerme un poco pelotuda: Está bien postergarte aunque sea un poco por tus hijos, está bien pelearte con quien debas hacerlo, está bien amar a tu pareja hasta que duela, está bien ser incondicional para tus amigos. Está muy bien ser honesta. Sobre todo con vos misma.

Y el problema está con aquellas cosas que, tantos años y cuestiones vividas después, aún no sabés de que lado están. Cuando se te presenta alguna, así, en la cara de repente, en ese momento evaluás en entorno, el contexto, la situación, y le ponés le cuerpo y ya. Pero en frío levantas la ceja como Mirta, te pones el dedito en la boca y no sabés bien que partido tomar.

A mi me desvela, desde ya hace unos días, un tema en particular. Estoy rodeada de mucha gente. Por mi trabajo, mis actividades y mi forma de ser estoy recontra rodeada. Y me di cuenta (Y mientras me daba cuenta me horroricé) de que no soy capaz de distinguir, frente a alguien que me pone los huevos al plato, si está para medicar o para cagar a trompadas. Y no es un tema menor.

Esto que parece una gansada no me deja dormir. Ocurre que por mi naturaleza combativa y mi compulsión a no filtrar (me) soy peligrosísima.

Llegado a este punto, apoyada como decía al principio, en lo vivido, los años, la maternidad y la madurez, mientras escribía tomé una decisión.

A partir de este momento a toda esa gente que me tiene los huevos al plato y que no se si está para medicar o para cagarla a trompadas, en una primera instancia, y por las dudas, la voy a cagar a trompadas.

Total, para medicar siempre hay tiempo.

Puff...

(Nota: Y gracias a vos que 16 años después me diste un título estupendo que no puede dejar pasar)