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textos que en algún lado tenía que poner.

lunes, 10 de agosto de 2009

El señor de los anillos.



Abrí el paquetito arrugado y era un anillo de plata con una piedra gris. Y me desarmé. Se me cerró el estómago. Me morí de amor.

Si mal no recuerdo, y sino no importa, tenía alrededor de 18 años. Nos habíamos ido de vacaciones con un grupo de amigos a una ciudad rutilante de nuestra larga costa. Si bien he desarrollado una memoria selectiva que me protege, estoy casi en condiciones de asegurar que era Santa Teresita.


En una feria chica y mal alumbrada, comenté que me gustaba ese anillo. Siguieron nuestras vacaciones, volvimos a casa, empezamos la Facu, y meses después, el paquete en mi mano. El anillo en mi dedo. Y el que me lo regaló en mi cama hasta hoy.

Los hombres se jactan de tener una mente más abstracta que la nuestra. Resuelven complejos problemas matemáticos, desarrollan sistemas filosóficos, dirigen países y van a la luna. Ahora, para elegir un regalo adecuado para la mujer que aman se convierten en débiles mentales desprovistos de creatividad y de cualquier otra cualidad relacionada con dos neuronas haciendo sinapsis aunque sea de pasada.

Mi entonces noviete adolescente y yo nos quedamos prendados de la experiencia del anillo de piedra gris. Yo me quedé con la idea promisoria de una historia de amor y de una vida llena de sorpresas. El tipo, mucho más básico para esas cuestiones, se quedó con la idea del anillo, y esperando repetir la hazaña, me ha convertido en la mujer con más anillos de diseño con piedras grandes y oscuras del planeta. Con el tiempo ha ido afinando el gusto, cambiando el presupuesto y el destino de origen de anillo. Y con cada anillo me ha mirado desconcertado, sin entender que al final, si el compraba lo mismo pero mejor cómo podía ser que yo no me conmoviera tanto como con el primero? Eh?. Me he tomado mi tiempo para contarle que, como dicen en mi pueblo, nunca es el valor intrínseco, sino la acción que lo involucra. No fue el anillo, fueron los meses de espera para dármelo, fue la atención prestada a mi deseo. Fue la magia. El objeto bien podría haber sido uno de esos caballitos de mar con brillantina que te indican la temperatura. En Santa Teresita abundan.


Este pobre hombre que vive conmigo ha ido incursionando luego, sin mucho éxito, en un sinfín de rubros. Siendo mi pareja sabe además que de lugres comunes nada. Conmigo no van la flores, ni los bombones, ni la ropa interior elegida por la vendedora ni ninguna de esas pelotudeces. Había que esforzarse. Puedo destacar, entre sus esfuerzos más esforzados, un par de zapatos con mucho taco, plataforma, de charol, rojos, con una hebilla al costado. Yesica Cirio hubiera estado tan contenta. Pero yo no. Luego, durante un tiempo, se dedicó a la tecnología, ahí vamos mejor, todo lo que tenga botones, luces y se conecte está más o menos bien. Y le debo reconocer el acierto de la alfombra para bailar de la Wii. Me ha sorprendido con un maletín carísimo para mi notebook, lástima que mi máquina no entraba. Y así. Cuento también con una colección de pulseras envidiable. Grandes. De plata. Con piedras grandes y oscuras. Bah, como los anillos.


Y en lo que a mi se refiere, sólo para molestar, soy una campeona: Un celular última generación, una púa de plata (Exactamente copiada de las que el usa) con sus iniciales, un fin de semana solos sin que el sepa hasta ultísimo momento, con las nenas ubicadas y todo, una picada Premium en su oficina para el almuerzo de San Valentín (día que me chupa un huevo pero estaba buena la excusa) acompañada (los detalles lo son todo) por cerveza helada, y que me valió varias propuestas de casamiento de sus compañeros de trabajo, las zapatillas más copadas de mundo, la ropa más linda para tocar en vivo, los anteojos de sol con más onda del universo traídos especialmente desde afuera, una guitarra acústica que le gustaba y que le hicimos creer que ya se había vendido, una de las dos guitarras eléctricas de viaje que estaban disponibles en el país, y así. Una cam – peo – na.

Y como al final de cuentas lo mío es casi un apostolado, a continuación unas breves recomendaciones para ellos y otras para ellas. Haciendo arbitralmente una generalización que no me gusta y una polarización sexista que me gusta menos. Es los que hay.

A ellas:
1. Si partimos de una relación plena y amorosa, en donde, bueno, esto puede ser algo que estamos en condiciones de ceder, nada de sutilezas, nada de perspicacias ni de enigmas esperanzados. Es como en el sexo muchachas, mejor decir claramente lo que queremos. Es la garantía de un final feliz.


2. Utilicemos las nuevas herramientas que tenemos a disposición: El estado de Facebook, los 140 caracteres de twitter, hasta un canal en youtube podemos hacer sobre lo que esperamos. No ahorremos en recursos.


3. Las generalizaciones no sirven. Un par de zapatos, un libro, un viaje, una joya, un adorno, etc. etc. etc. son mundos inabarcables para un novio estresado por la compra del regalo. Decir un par de aros es lo mismo que decir “un regalo”. Basta de ingenuidad.


4. Sepamos que el proceso es lo importante. Si el tipo le puso onda, dedicación y esfuerzo (El bolsillo es sólo un detalle, yeguas abstenerse) y así y todo llegó con el anillo, merece algo de nuestra consideración. Consideración no es lo mismo que no cambiar el anillo eh.

Para ellos:

1. Esté atento a las señales. Mire que muchas veces son carteles luminosos. Si Usted no ve los carteles, sepa que tendrá dos problemas: Le recriminarán el regalo feo y por sobre todo no haber visto los carteles.

2. Dedíquele tiempo a la cuestión. No se resuelve en dos minutos el temita. Un amigo dice que los puntos se suman de a uno y se restan de a millones. No se arriesgue.


3. Algo para la casa no es algo para ella. La casa es de los dos, ergo… vamos, vamos, haga la relación. No es taaan difícil.


4. Tómese el tema como un desafío personal. Anote, observe, investigue. Descarte, compare. No descuide ningún detalle. Casi casi como si se tratara de su nuevo auto. Ahhh, ve que puede?

5. Por último, luego de tanto esfuerzo, póngale onda al envoltorio y por sobre todo a la logística de la entrega. Esto último sin lugar a dudas puede redituarle muchísimo en otros ámbitos. Las mujeres somos muy agradecidas.


Ese del que estoy enamorada a pesar de los anillos (en realidad me gustan), se pavonea por ahí diciéndome (porque somos una pareja rara, si) que va a hacer un sitio secreto (si, me lo dice pero será secreto) con compañeros de trabajo y Dios sabe quiénes más, en donde justamente compartirán experiencias, se recomendaran regalos, los tipificarán según la ocasión y de acuerdo a lo que esperan a cambio. Yo lo vi tan entusiasmado que me dio pena decirle que el único problemita del proyecto genial era que un hombre o mil haciendo regalos es lo mismo. Y ahora que lo pienso tengo que desbaratar urgente eso, no sea cosa que incluso arruinen a los pocos que si saben regalar. Otra opción es que la directora del proyecto sea una mujer. Y que además las que participen sean mujeres. Pero si se lo digo no me va a creer.


Mientras releo lo escrito pienso en este hombre que se debe querer cortar las venas con un papel de regalo y me veo en la obligación de dejar pasar la cuestión, le debo la honestidad de reconocer, en un acto de justicia, que de todos modos tengo en mi haber muchísimas sorpresas y otros tantos capítulos de la historia de amor.


Casi tantos como anillos.

8 comentarios:

Maria Laura dijo...

aaa al fin y al cabo un dulce total ... quiero saber quien es ru maridinnnnnnnnnnnnnn uff me dio la intriga...ajaj... besote grande...

MARAGENA dijo...

Hola! Es la primera vez que te escribo. Llegué hace poco a tu espacio y la verdad, es que escribis tan bien que quedé atrapada.
Respecto a los regalos, en mi caso no tengo suerte. Me tocó un marido que no le da importancia al tema. Se esforzó al principio de la relación con regalos varios y sorpresas y una vez que caí, soné para siempre. Termina diciéndome que me compre lo que quiera.
Y así es que mis ganas de hacerle regalos se van esfumando también.
Igual sigo haciéndolo con la esperanza de que se revierta.
Saludos

Anita Quirantes dijo...

Debo reconocer que mi marido ha tenido sus momentos, y bien conjugado esta el verbo...y ojo, no es que los regalos falten, lo que falta es la imaginacion del principio...ahora resulta mas el "seguro que lo que te compre no te va a gustar, mejor comprate vos...". Y a la inversa, es tecnicamente IMPOSIBLE, seguro no le gusta...SEGURO....asi me destroce la cabeza pensando, o busque infatigaglemente....en los últimos años (vamos por 12...) solo logre que me dijera que "le gustó" un pantalon de jean....Y ni siquiera que se lo elija él mismo a veces le termina de gustar....Que se va a hacer, las cosas resultan asi a veces...Sé que el ya leyó tu post, y le "fascinó" el tema....vamos a ver si surte efecto...beso grande...

Leticia B. dijo...

Pobre!!! Sos dificil no?? Es bueno que se esfuerce por complacerte. Un beso

El Ciclope Catodico dijo...

hay hay hay... que tema par deux... Nosotros somos simples, es mas... diria que te esforzas demasiado. En cambio, para hacer un regalo a mi novia, estoy pensadolo 4 meses... y no es facil... si supieran el esfuerzo mental que nos demanda seria mas valorado...

MaGa dijo...

Yo una vez le regalé el Ulises de Joyce para el cumple, sí...casi me mata.
Es que lo escuché decirle a unos amigos que quería leerlo y muy pelotuda le creí.
Cada vez que quiero hacerme la mina con iniciativa miro el librote juntando telaraña y se me pasa al toque.

el Cíclope Catódico dijo...

che... un Ulises de J, no es mala idea... ahora... si no le gusta leer es PESIMA idea...
Mi novia me regalo la edicion especial aniversario de Cien Años de Soledad y es exelente... y eso que debo tener por lo menos 3 ejemplares de la novela de Marquez... por esa misma razon me lo compro y fue muy buen regalo...

Unknown dijo...

Hola Bettina! La verdad que nuna habia entrado a leer, recien lei un par de posts y la verdad que me gusto mucho, de a poco voy a ir leyendo mas. Te felicito, la verdad que escribis muy bien, o no se si bien, pero tenes un estilo muy fresco, muy coloquial, muy piola.
Lei el de los anillos y me sorprendio tu maridito con tantas muestras de cariño, quien lo hubiera dicho! No doy detalles para no develar ese aura de misterio que le das...
Te mando un beso y la proxima vez que vengan a Tandil vengan a visitarme!
Diego