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textos que en algún lado tenía que poner.

domingo, 19 de octubre de 2008

M de Mi mamá me ama. Mi mamá me mima. Yo amo a mi mamá.


SECCIÓN: Mujeres (Y/o) madres (Y/o) argentinas INVITADAS.

7hs., día 1º de febrero del año del Señor de 1974. E-se despierta con las primeras contracciones (de su vida ¿se entiende?) tiene 24 años, G 30 (papá del bebé) él no tiene contracciones, pero sufre no de caprex (léase cagazo pré examen) sino de caprep (cagazo pre parto). E le dice: G me parece que va a nacer, me duele… (no sabíamos el sexo) G corre al baño, comienza a afeitarse (léase me rajo de la escena) y E corre a la cocina para tomar y comer algo (digamos el hambre nunca se pierde ¡epa!).

E corre al baño entre dolor y dolor e intenta ducharse, lo hace a medias mientras G sale del baño (previo olvido de enjuagarse la cara, con la crema de afeitar decorándole el rostro) para agarrar el bolso y por fin a la Cínica (Olivos Porsu).
Llegamos tipo 8hs. y mis contracciones osea las de E estaban firmes en c/5’ G avisó a la Empresa que no podía ir por razones obvias y a la partera que fue la que me hizo hacer los ejercicios pre-parto (merece capítulo aparte).

Me internaron en una sala para que esperemos el devenir de los hechos (hechos de hacer, de hacer boludeces porque del curso pre-parto ni nos acordábamos).
Mientras yo gritaba en cada contracción puteaba y juraba que nunca mas iba a tener un bebé, mi marido sufría a mi lado mientras recordaba que no había desayunado.

A pesar de que transcurría febrero (o empezaba mejor dicho) G tenía puesta una camisa de plancha con costura francesa. Esto lo traigo a colación porque tipo 11hs. (yo ya en estado de desesperación) le arranque la manga izquierda limpita, y mi esposo, al fin, quedo mas fresco.

Luego los médicos decidieron llevarme a la sala de partos porque se estaban sublevando todas las parturientas a causa de mis gritos.

G en estado desesperado, con un aspecto medio extraño, tuvo que recibir suegros y madre en el pasillo de la clínica. Para esto, dentro del quirófano, tipo 13:15hs. E ya había parido una beba que pesaba 3,300, lloraba con una voz estentórea y reclamaba algo que comer.

Afuera la familia vivía un drama importante. En el frente de la sala de partos había 2 bombitas, una celeste y una rosa, a las 14hs. Aún no se había encendido ninguna, y mi mamá desaforada gritaba ¡Están muertas mi hija y el bebe! Y mi suegra la consolaba diciendo: L no exageres!.

Así comenzó la historia de B y la nuestra con ella.

AUTORA: E, mi mamá.

1 comentario:

Paula C. dijo...

Hola .Aca tambien vine por Ana.
Me rei mucho con tu art. y no se corre ni una coma de la fatidica y, al fin de cuentas, realidad!
Me encanto!
Saludos y "nos seguimos leyendo"